Ya no llueve...

En este instante , la suave brisa golpea casi imperceptible el vidrio de la ventana, mezclado con una fina lluvia, quebrantando el silencio en el que me refugio más por placer, que por una necesidad. El tiempo se convierte en un susurro, mientras mis pensamientos parecen también invadir la atmósfera, puedo oírlos, miro hacia mi alrededor, un miedo me invade al creer que alguien los puede oír, me sumerjo en el silencio absoluto nuevamente, hasta que mis propios pensamientos se enmudecen en mi interior... Ahora si, ya no llueve...

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